LAS PALABRAS
Es ella nuestra
materia prima como la madera al carpintero las palabras serán para nosotros
aquello que nos otorga expresión claro que las palabras ya son hasta cierto
punto nuestras.las que usamos a diario. Pero a quien acude a un taller de escritura
creativa, el lenguaje directo de todos los días no le basta. Si le bastará
simplemente se pondría a escribir.sin embargo acude al taller porque desea
hallar otro modo de utilizar las palabras, un modo artístico de hacerlo es
decir, si volvemos al ejemplo del carpintero, una cosa es clavar dos tablas, y
otra, muy distinta ser capaz de construir una mesa de patas curvilíneas y
cubierta labrada como campo de espigas lo mismo sucede con el lenguaje.
Para expresar
emociones complejas de un modo que conmueva a un posible lector, necesitamos
echar mano del lenguaje literario, que es el que elije cada palabra, cada
signo, cada enlace, para nombrar con verdad y con belleza.
Vale la pena
explicar aquí que forma y contenido son dos aspectos indisolubles de las palabras.
En la jerga de los lingüistas, se llama significante a la forma y significado
al contenido.
La forma se refiere
a las letras, la musicalidad, el ritmo de la palabra, digamos al como se ve y
como se oye, mientras que el contenido alude a aquellas de lo que trata la
palabra.
Por ejemplo, si
sentados frente a nuestra computadora leemos la palabra mar, dos aspectos de
mar acuden a nuestra mente: su brevedad y contundencia encerrada en tres letras
y el agua extendida hasta el horizonte en movimiento continuo. No podemos
separar ambos aspectos.
La escritora
mexicana Ethel Krauze nos habla de tres
principales tipos de palabras, relacionadas con tres niveles de la lengua:
PRIMER NIVEL:
palabras onomatopéyicas la primera forma de comunicarse con otros seres humanos
se da imitando el sonido de las cosas que deseamos nombrar. Así le sucedió a
nuestros ancestros e igual le ocurre al bebe contemporáneo. Al llamar guagua
Al perro, el niño
logra aludir al perro imitando su ladrido.
SEGUNDO NIVEL:
Palabras simbólicas pasados ciertos estadios de la evolución, la onomatopeya no
basto a los tatarabuelos para comunicarse: ¿que sonido produce una mesa o una
zanahoria? Entonces hizo falta que los miembros de la comunidad convinieran en
que nombre dar a las cosas silenciosas. Es decir, fue preciso inventar palabras
que simbolizaran los objetos y los hechos sin la confusión a la que se prestan
las onomatopeyas. Los bebes humanos ya las encuentran rodando por el mundo, así
que solo tienen que aprenderlas, y son,
por cierto, las primeras que aprenden, por su utilidad y concreción. Leche,
mamá, dormir, agua, frió. Palabras que
nombran todo aquello que perciben los sentidos y que, por eso mismo,
poseen una fuerza capaz de producir emociones.
TERCER NIVEL:
palabras abstractas. El desarrollo del ser humano implica una mayor complejidad
del pensamiento. En cierto punto se vuelve imprescindible contar con palabras
que nombren hechos imposibles de tocar y de oler, como filisofia, critica,
sexismo; también palabras que ayuden a estructurar las ideas palabras vacías de
contenido, pero eficaces para enlazar, como las conjunciones y las
preposiciones.